Durante mucho tiempo, las imágenes más claras de Neptuno y Urano procedían del sobrevuelo del Voyager 2 a finales de los años ochenta. Sus imágenes siempre suscitaron una pregunta: ¿por qué estos dos planetas -en muchos aspectos muy similares- tenían colores tan diferentes?
Urano, a juzgar por las imágenes de la sonda, tenía un bonito color de olas de mar y se parecía a un huevo de pato. Neptuno, en cambio, era notablemente más oscuro, de color azulado. Y dado que las atmósferas de los planetas son casi idénticas, la diferencia de aspecto parecía sorprendente. Y se convirtió en un verdadero misterio para los científicos.
Sin embargo, los investigadores han vuelto a procesar ahora los datos de la Voyager 2 y han descubierto que estaban profundamente viciados desde el principio. En realidad, Urano y Neptuno tienen un tono muy parecido.
La razón de este error es que las imágenes se rodaron en diferentes rangos dinámicos. Sí, y la imagen de Neptuno fue procesada de tal manera que acentúa el contraste y profundiza su color real, haciéndolo parecer más azul de lo que realmente es. Así lo afirma un artículo científico del físico planetario Patrick Irwin, de Oxford.