Para que la anestesia sea segura
La dosis de anestésicos utilizada durante la cirugía se controla más fácilmente cuando el estómago del paciente está vacío. De este modo, el anestesista puede predecir cómo reaccionará el cuerpo a los fármacos y ajustar su acción.
Si el estómago de una persona está lleno, la comida puede distorsionar el efecto de la anestesia. Y esto tendrá consecuencias desagradables. Por ejemplo, debido a una dosis mal calculada, una persona puede despertarse durante la operación.
Para acelerar la recuperación
La cirugía y la anestesia afectan al metabolismo y la digestión de los alimentos. Por eso, cuando los pacientes recuperan el conocimiento, muchos se quejan de náuseas, vómitos y sensación de hinchazón. No comer antes de la intervención reducirá el riesgo de síntomas desagradables.
Además, existe la teoría de que no comer antes de la operación ayuda a recuperarse más rápido. Por ejemplo, los científicos han descubierto que el ayuno acelera la cicatrización de las úlceras diabéticas y las quemaduras. Esto también puede ser cierto para las heridas postoperatorias.
Sin embargo, es importante que el ayuno no sea demasiado prolongado. Si se excede y no come durante 24 horas, por el contrario, ralentizará la recuperación, porque al cuerpo le faltarán nutrientes.
